No puede pasar desapercibido un postre muy cántabro, especialmente de la zona del Valle de Pas…una zona en la que según vas llegando parece que vas olvidando el mundo real y entras a uno nuevo mundo…mucho más rural…con sus prados verdes, las vacas pastando, las casas hechas de piedra….Y la gente…muy integrada en el pueblo, gente de muy avanzada edad que todavía trabaja a mano las hazañas del campo…digno de ver, os lo aseguro…una pequeña ruta que dura menos de un día y dónde puedes estacionar en las mismas tiendas que hay al lado de la carretera. Allí puedes probar y comprar los dulces típicos de la zona…huele a mantequilla todo lo que te rodea…esa mantequilla es mágica…no se puede comparar con ninguna otra igual.